De gran y enigmática belleza, el lobo mexicano es una especie endémica de tierras nacionales, pero ha sido víctima de la incomprensión por parte de los humanos que lo han llevado a quedar en la lista de especies en peligro de extinción.
Canis Lupus Baileyi, es su nombre científico y tiene el tamaño aproximado de un pastor alemán. Es el más pequeño de los lobos de Norteamérica, ya que a diferencia de sus parientes en Estados Unidos y Canadá, se tuvo que adaptar a las condiciones climáticas de México y del tamaño de sus presas. En vida silvestre, suele comer pecarís, conejos, liebres y guajolotes, pero el venado de cola blanca es su platillo favorito.
En el mundo natural llega a formar familias entre 5 y 8 integrantes. Se comunica a través de diferentes sonidos como ladridos, chillidos y gruñidos, pero es reconocido por su poderoso aullido que alcanza los 2 kilómetros de distancia. Solía vivir en las sierras madres de México desde Chihuahua y Nuevo León hasta Oaxaca antes de disminuir considerablemente su población.
Este animal es un ser estigmatizado, se ganó mala reputación a partir de los cuentos y leyendas que lo colocaban como personaje malicioso y sediento de sangre, por lo tanto tenía que ser cazado. Hay varios clásicos infantiles que tienen a un lobo como villano: Caperucita Roja, Los tres cochinitos, y ni hablar de las historias de terror con un hombre lobo.
Sin embargo, para la cultura indígena de México, el lobo es sinónimo de un ser poderoso. En la Pirámide de la Luna en Teotihuacán y en el Templo Mayor se han encontrado vestigios donde se reconoce a esta especie con atribuciones míticas. Incluso está relacionado con la diosa mexica Chantico, y a la deidad canina Xólotl.
Está en peligro de extinción debido a la cacería indiscriminada y al envenenamiento. Actualmente en México se están realizando esfuerzos para reintroducir al lobo mexicano otra vez a la vida salvaje. Se encuentra en áreas protegidas, donde se controla y se apoya su reproducción y supervivencia, especialmente en la Sierra Madre Occidental Zona Norte (Sonora y Chihuahua, la Sierra Madre Occidental Zona Sur, Durango y Zacatecas) y la Sierra Madre Oriental, el norte de Coahuila (Sierra del Carmen), serranías de Nuevo León y Tamaulipas.
La conservación de esta especie, depende del apoyo de toda la población, que incluya desde la denuncia a prácticas que afecten al lobo ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, PROFEPA, (Link denuncia http://bit.ly/19AM6un) hasta promover información sobre esta especie que derrumbe los mitos que giran encontró a ella.
Si quieres conocer más del lobo mexicano, en zoológicos como Chapultepec y San Juan de Aragón se realizan investigaciones para conocer más de los hábitos de este singular animal y cuentan con varios talleres y actividades.
Cuando viajes, es muy importante que respetes las áreas protegidas que están destinadas a la recuperación de lobo mexicano. Con la colaboración de todos podemos salvar a una de las especies más emblemáticas del país.
Fuente: CONABIO